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1x07 Lazos

Nunu corrió fuera del castillo. A cada paso gritaba el nombre de su amigo. Con cada grito se le desgarraba el corazón.
Después de correr durante horas consiguió alcanzar al grupo de la Guardia del Hielo, tenía enjaulado a Willump, gracias a su rugido. 


Vio a su amigo magullado y sangriento, lo habían estado torturando, intentando someterlo sin logro alguno.


Se acercó a él en silencio, la Guardia lo agarró al ver que se acercaba y el domador miró directamente a los ojos de Nunu.


“Esto es lo que somos Nunu, o comes o serás comido”.


Observó con desesperación como el domador levantaba de nuevo el látigo.  Deslizó sus ojos hacia  Willum, quien inmune al dolor solo observaba a Nunu. Durante una fracción de segundo se observaron viéndose reflejados en los ojos del otro, recordando sus momentos en la jaula, sus caras de felicidad. 


El sonido del látigo cortando el aire y penetrando en la piel del Yeti los sacaron a la fuerza de la ensoñación. El grito de Willum penetró en su corazón, y al ver que el domador no iba a detenerse se zafó de la Guardia y se interpuso entre él y el Yeti.


“¡Para!…”


El látigo no se detuvo e hirió a Nunu quién atónito se miró la mano sangrante.


“Apártate huérfano”- El domador le observó con hastío y de nuevo se dirigió hacia el Yeti.


Nunu fue consumido por la rabia, mientras sus ojos se tornaban de un rojo fuego.


“Largaos de aquí y dejadnos en paz”


El domador preparó el látigo de nuevo y fue entonces cuando ambos ojos, tanto el Nunu como el de Willump se tornaron rojos como el fuego. Con un rugido de guerra se levantó del suelo agarrando al domador y echándolo a volar. Luego apartó a su amigo, poniéndose delante de él y observando al resto de la Guardia quienes aterrados huyeron.


Nunu sonrió y gritó de alegría, y Willump se sentó a su lado lamiéndose las heridas, al ver que se sentaba le llamó, se dijo que se marchara, pero él no se movía, lo intentó con señas pero seguía sin moverse entonces le dibujó a él huyendo, y Willum al ver el dibujo con su uña le dibujó a él, como había hecho anteriormente en la jaula, luego acercó su enorme mano a Nunu y él vaciló por unos instantes, luego se subió a ella y saltó a los lomos del Yeti.


La Guardia volvió con más refuerzos.


“Atrápanos si puedes” dijo entre risas mientras se marchaban a grandes zancadas del lugar.

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