1x04 El nacimiento de Freljord
Anivia sobrevuela la ciudad de Rakelstake, la capital de Freljord. Observa una ciudad llena de vida, la gente cultiva su comida, su ganado y los niños corretean felizmente por las calles sin peligro alguno. De vez en cuando se ve algún guardia de la capital vigilando que todo vaya bien.
Anivia observa como en el patio del palacio hay una niña poniendo muñecos en el parque, curiosa se posa en un árbol a observarla. La niña de pelo rubio simula que la persiguen, se esconde en los matorrales, detrás de los árboles y cuando cree que es el momento justo sale y les lanza una piedra derribándolos.
Salta feliz, parece ser que ha ganado.
Se oyen unos vítores, su madre la está elogiando por su destreza. Viste una túnica blanca y lleva una espada envainada en el talabarte. Se acerca y besa la frente de su hija, esta le pide hacer una lucha rápida.
No dura ni un round en enfrentarla, pero en vez de enfadarse, sonríe, sabe que aún le queda mucho por aprender de su heroína.
Cae la noche y la madre y su hija se encuentran cerca de la chimenea, su madre le está leyendo un cuento de aventuras, y la niña mueve las manos dibujando lo que escucha. Está sorprendida que solo una persona tuviera tanta fuerza como para defender a un pueblo entero.
La niña un poco más mayor entrena en el patio, pero en vez de usar la espada, utiliza unas piedras como cuando era niña, mientras su madre la observa.
Un año después vuelve a enfrentarse de nuevo contra su madre y de nuevo pierde. Su madre la llama y le pide que le devuelva la espada. Mientras su madre la guarda le entrega un regalo. Encuriosida la niña lo abre, es un arco de madera. Se lanza a los brazos de su madre, cayendo ambas al suelo.
La niña levanta el arco, una vez con una flecha, la segunda con dos, la tercera con tres acabando con la 4rta, ahora la niña es adolescente y su madre más mayor la felicita.
Su felicidad es interrumpida por el aullido de un cuerno, a su madre se le desfigura la cara, los rebeldes atacan. Con un roce en la cabeza de la hija se marcha corriendo, cogiendo su espada y la capa de la silla.
Ashe se encuentra en frente de la tumba de su madre, todo el pueblo llora su pérdida. Ella lleva una túnica negra encima de la ropa blanca. Se acerca a la tumba, la acaricia y le cae una lágrima. Sobre la tumba de su madre deja su espada junto con una de sus flechas en forma de cruz. Se gira limpiándose las lágrimas y en frente de todo el pueblo promete unificar Freljord para que nunca vuelva a pasar nada como esto, el pueblo vitorea a su nueva reina.
Anivia, orgullosa de ver como ha crecido su futura aliada, alza el vuelo hacia las montañas.