1x05 El Soñador
En medio de una habitación con muros grises que parecen no terminar nunca, hay un niño, tiene un mapa consigo y pequeños muñecos, el más pequeño avanza y enfrente de él pone una tripulación con un monstruo enfrentándolo, hace que el muñeco y el monstruo tengan una gran batalla; levantándolo por los cielos, chocando al suelo, saltando por los aires. Pero finalmente el niño muñeco acaba ganando la batalla y como conmemoración el niños es puesto encima de la barriga del monstruo, como símbolo de su gran proeza.
Aburrido, el pequeño niño se levanta, se dirige a un armario y sale a un pasillo oscuro, dejando detrás suyo la habitación desordenada. Camina lento, ausente. Sin levantar la mirada del suelo, escucha las risas de la gente al pasar, algunos lo empujan y otros simplemente se apartan con miedo cuando lo ven aparecer.
Al ver que unos pies se detienen delante suyo levanta la mirada; observa y ve a tres hombres mayores con barba mirándolo ferozmente. Le riñen, le hacen entrar delante de todos los alumnos es llamado a que se dirija a la tarima donde es golpeado y regañado, sacan un pájaro. Piola feliz cuando ve el rostro de su salvador, el niño hasta ahora inexpresivo se acerca a cogerlo, pero el anciano con el pájaro en la mano le rompe el cuello y se lo devuelve.
“La compasión es castigado con la muerte, un animal es un animal y cuando menos te lo esperes intentará matarte. Aquí solo sobrevive el más fuerte. Apréndelo de una vez huérfano”
El niño con rabia en los ojos asiente y se dirige a su asiento mientras los otros niños se ríen de él.
Camina de nuevo por el pasillo, y a medida que camina los muros comienzan a cambiar en habitaciones más grandes, más blancas. Cuanto más profundea el lugar inhóspito y sin compasión cobra vida. Hombres y mujeres corretean de un lugar a otro, cada una de las instalaciones tiene su propio espacio y forma y en cada uno tienen distintos animales creciendo en ellos. Los cuidadores van vestidos con distintos conjuntos dependiendo de la zona en la que se dirijan. En esa zona de la Guardia del Hielo se puede encontrar animales salvajes y exóticos, desde pájaros hasta el más temido Yeti de las nieves.
Un hombre se da cuenta de la presencia del niño, ve la viveza que expresan sus ojos y enseña una sonrisa torcida. Se acerca a él, le enseña el lugar a medida que avanza le explica que tipo de animales hay y para que son usados, pero sobretodo que hay que tener en mente una cosa, no son tus amigos estos seres son herramientas para la lucha y por tanto no dudarán en matarte si tienen la ocasión. Al acabar el tour el pequeño le pide poder ayudarle en las tareas con los animales y el domador accede gratamente.
Nunu, poco a poco va aprendiendo qué hacer en cada situación, alimenta a los pájaros, a los halcones, adiestra a linces, leones de las nieves y tigres. Y finalmente es conducido hacia la criatura más temida por todo Freljord, los Yetis, una criatura que posee una extraordinaria fuerza y cualidades místicas.
El domador le enseña que en este caso los Yetis son domados a través de la comida, son seres inteligentes, en cuanto saben que si hacen lo que les pides comerán ellos obedecen, y si no lo hacen se les tenía que castigar con latigazos, largos y finos para poder llegar a toda la espalda del grandioso yeti y finos para incrustarse mejor en su dura piel.
Durante los días siguiente Nunu observó cómo el domador intentaba adiestrarlos pero había uno que se resistía. El domador le dijo a su aprendiz que ese Yeti era su primer trabajo y que debía domarlo para finales de mes.
Día tras día Nunu se pasaba mañana, tarde y noche observando al Yeti, pero a diferencia de su maestro no se atrevía a ponerle el látigo encima. Veía como el Yeti observaba a sus hermanos y rugía de dolor cuando veía que alguno sufría, su comida la entregaba aquellos que no habían podido comer y a los ojos de Nunu poco a poco dejó de parecerle un monstruo.